28 abr 2008

Azares

¿Creéis en el destino? No me refiero al destino como esa fuerza superior que hace que todo esté predeterminado y que por más que hagamos nuestro camino está escrito y no va a desviarse lo más mínimo. Me refiero al destino como ese conjunto de casualidades o coincidencias, podríamos decir, que hacen que hagamos las cosas de una forma u otra y que nos llevan a, quizás, tomar decisiones más correctas que en otras circunstancias. Nunca he pensado que el futuro está escrito, aunque creo que hay gente que es capaz de ver lo que puede suceder. Me explico, que dicho así me contradigo más de la cuenta. El futuro no está predeterminado, pero existen una serie de detalles que hacen que se puede "predecir" estadísticamente que puede pasar. Otras veces se pueden saber cosas sin más, pero sobre eso ya hablaremos otro día.

Digo todo esto porque llevo un par de semanas en las que todo se encadena para llevarme hacia un camino que, aunque inesperado, parece bastante despejado. Os explico. Como ya explicaba en la entrada anterior he durado una semana a prueba en mi último trabajo. Visto así parece una gran putada y, hasta cierto punto, lo es, pero visto con perspectiva, me ha venido bien. Digamos que el trabajo pintaba bien al principio, técnico de taller, media jornada y tranquilito. El problema viene cuando empezó a faltar el trabajo, cosa que sucedió el segundo día (se ve que soy la leche, porque me llamaron porque había muchísimo trabajo). Entonces me tocó subir arriba a la tienda, y me encontraba bastante desubicado, principalmente porque hacía mucho tiempo que no me encontraba en esas lides. Luego se unió lo poco que iba a cobrar, por lo que, en definitiva, no iba a ser tan bonito como parecía.

Y fue entonces cuando ocurrió la primera de las casualidades que comentaba al principio. El jueves pasado me llamó mi hermana a media mañana. Me preguntó cuanto cobraba en el trabajo, porque en su oficina el que se encarga de las mediciones acústicas y de los proyectos de ICT estaba hasta arriba, porque se tenía que encargar el solo de ese trabajo en Murcia y Alicante, por lo que iba muy agobiado y necesitaba a alguien para echarle un cable. ¿Coincidencia? Puede, porque una hora más tarde me decían que no hacía falta que volviera al día siguiente y me pasara hoy a cobrar. El mismo jueves por la tarde pasé a llevarle un par de currículums a mi hermana para que se los llevara a su jefe a ver que se podía hacer, pero por lo visto aún no lo ha leído porque no está estos días. Y para más coincidencias en el terreno laboral una muestra. Hoy he ido a casa de un amigo a la Daya Nueva a ver un problema que tenía con su ordenador, y, ya que estaba, al salir de allí me he acercado a Dolores a ver si podía echar algún currículum por allí. Y sí que he entregado uno, y, casualidades de la vida, me encuentro allí trabajando a una amiga y excompañera de la universidad. Lo dicho, todo coincidencias en pocos días.

Claro, que han habido mejores coincidencias. Para empezar tenemos que remontarnos al domingo 20. Ese día tuvimos madrugón para ir a jugar a Orihuela con las chicas. Pequeño inciso: el partido fue bien hasta el descanso, vamos, como toda la temporada. A lo que iba. Ligué. Bueno, no "ligué" tal que así, más bien alguien se fijó en mí. Tampoco es que me lo tome muy en serio, pero por lo menos a uno le engorda un poquito el ego, que nunca viene mal, sobre todo al mío que está muy falto de estas alegrías. Esa fue la primera coincidencia de la semana. Y el sábado pasado otra de las casualidades. Iba a hacer una de esas tonterías que se hacen cuando la cabeza no rige como debería, pero, mira por donde, el hecho de no tener la cabeza en su sitio me sirvió para evitar hacer esa estupidez. Como es habitual fuí el último en salir de la ducha después del partido y, una vez fuera del agua aproveché para hacer un par de llamadas. Y dentro del vestuario se me quedó el móvil. Unas horas después empecé a darme cuenta de que olvidarme el móvil había podido ser fruto de una idea genial de mi subconsciente. Lástima que mi subconsciente no demuestre ideas geniales más a menudo.

Ahora a ver si se tercian más coincidencias de estas, porque empieza a gustarme no tener el control de los acontecimientos de mi alrededor. Empiezo a darme cuenta que vivir el momento es más interesante que planear el futuro. Y a ver si en una coincidencia de estas aparece alguien con una visión del mundo similar a la mía. Que seguro que la hay, digo yo...

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