7 jul 2008

Mitología clásica para la gente de la calle: Zeus, el pichabrava

Aprovechando que la gente está ya de vacaciones voy a ponerme con una serie de entradas sobre uno de los temas que más me atraen en el mundo: la mitología clásica. Por mitología clásica entendemos la griega y romana, pero ya que estamos podremos soltar algún rollete sobre algún dios egipcio y maya, o sobre algo de la leyenda artúrica. Pero empecemos por el más grande de todos los dioses griegos: Zeus.

El padre de los dioses no era tal, para ser más concreto era algo así como el hermano de la mayoría de los dioses importantes y nieto e hijo, a su vez de otros. Dígamos que en el principio era el Caos, y de él surgieron Gea (la tierra), Tártaro (el inframundo) y Eros (el amor). Como el Caos era muy suyo y no iba a poner a trabajar porque su método de trabajo era más que caótico (jo que chiste más malo...) tuvo que ser Eros el que se pusiera manos a la obra; así hizo surgir la noche (Nix) y las tinieblas (Erebos), y el día (representado por las luces celeste, Éter, y terrestre, Hemera). Cuando apareció la luz Gea se despertó y como el Caos seguía sin ganas de ponerse a hacer nada, mucho menos tener sexo con ella, decidió ponerse a procrear por sí misma, así, por las bravas. Y de está forma engendró a Urano (el cielo estrellado) tan extenso como la propia Gea, y, al parecer, con las mismas ganas de su madre por procrear, porque se puso tierno y "llovió" sobre su madre (lo que se dice una "lluvia de amor"). De esta lluvia nacieron los Titanes y las Titánidas (luego ya comentaré sobre uno en concreto), los tres cíclopes originales y los hecatónquiros, gigantes con cien manos (para ellos cada masturbación era toda una experiencia) y cincuenta cabezas cada uno.

Hasta ahora todo iba de puta madre, pero Urano se fijó que algunos de sus hijos eran tremendamente feos, así que, en vez de pagarles la visita a Corporación Dermoestética, decidió mandarlos a todos a visitar a su tío el Tártaro, eso sí, sin decírselo a su señora, que no se lo tomó muy bien, y como tampoco estaba muy contenta de que Urano se pasará el día con ganas de sexo, se construyó una hoz de hierro y llamó a sus hijos a ver quién le echaba un cable. Y el único que respondió fue Cronos, uno de los Titanes. Y emboscando a su padre le cortó lo que más duele, sacándolo así por las bravas del trono de los dioses; pero tras ser castrado Urano le dijo a Cronos que uno de sus hijos le destronaría. ¡Se habría quedado sin cojones pero los tenía cuadrados!

Una vez en el poder Cronos decidió que se casaría con su hermana Rea, pero acojonado por la profecía de su padre a medida que la titánide iba teniendo sus hijos, Cronos se los fue comiendo, hasta que Rea se indignó y al nacer Zeus le entregó un piedra envuelta en pañales que le produjo unos dolores de estómago del quince. Con el chiquitín oculto, Cronos tomó un brebaje que le hiciese potar la piedra que le traía de cabeza, y al mismo tiempo vomitó al resto de sus hijos enteros, vivitos y coleando. Cuando Zeus fue adulto se alió con varios de sus hermanos para derrocar a los titanes del poder (la conocida como Titanomaquia), ganando la celestial batalla y alzándose con el trono del Olimpo, y entregando el reinado del mar a su hermano Poseidón y del infierno a su otro hermano Hades.

Una vez explicado el tostón del origen del universo y del propio Zeus ahora queda por contar lo que realmente os interesa, mentes sucias, que es la historia de sexo del dios olímpico. Empecemos por las relaciones matrimoniales. La primera esposa que tuvo fue Metis, diosa de la prudencia (y en el mal sentido de la perfidia), pero ella, prudente que era, no se dejaba, a pesar de los intentos del pobre Zeus y sus ganas de mojar. Hasta que al final, después de presentarse ante ella en forma de numerosos animales, consiguió dejarla embarazada. Pero Urano, il castrato, profetizó que si el hijo era varón destronaría a Zeus (este Urano siempre tan simpático). Y como Zeus conocía lo que había pasado hasta ahora con los dioses, y siendo él mismo uno de los destronadores, se tragó a su señora con feto y todo, asimilando toda la sabiduría y prudencia de la propia Metis. Al llegar la hora del parto (sí, he dicho bien, PARTO) a Zeus le entró un dolor de cabeza, tan atroz que le pidio a su hijo Hefesto, el bonico del tó de los dioses, que le abriera la cabeza de un hachazo. Y así lo hizo el herrero, y de la brecha nació la diosa Atenea, ya con una edad y jabalina en mano, lanzando gritos de victoria; así tendría la cabeza el pobre Zeus. Pero ya hablaré de estos otros dioses otro día.

Luego se unió a Temis, aunque parece que no hubo casamiento, y de ellos nacieron las Estaciones (no las del año) y las Moiras (agentes del destino). Más tarde se aparejó con Eurínome, hermana de Metis, con quien engendro a las tres Gracias, ya sabéis, las del cuadro de Rubens. Con Mnemosine, la memoria, tuvo a las nueve musas, todas en el mismo parto, para que después digan de los octillizos de Apu. Con Deméter, diosa de la agricultura y hermana del propio Zeus, engendro a Perséfone, de quien ya hablaré en otro momento. Luego se prometió en casamiento con Hera, diosa hogareña y más mala que un dolor de muelas sin morfina, pero aprovechando que aún no estaba casado se cepilló a Leto con quien tuvo a Apolo y Artemis, pero eso es otra historia. También se cepilló a Dione, Electra, Táigete, Maya, Perséfone (sí, su hija),etc, etc, etc.

Pero mejores fueron sus relaciones con las mortales. Como ya le quedaban pocas alcobas inmortales por visitar, se decidió a pasearse por los fueros mortales a ver si alguna caía. Y vaya si cayeron. Aunque siempre con la excusa de fecundar héroes semidivinos (JA, que diría la señorita Edna Krabappel), para defender al mundo de los monstruos que poblaban la tierra. Eso sí, de liarse con plebeyas nada, todas princesas como poco. Así no quedaba como un putero sino como un tipo comprometido con su tarea divina. Menos para su señora Hera, que ya había dicho que era más mala que pegarle a un padre con un calcetín sudao.

Para empezar Zeus sedujo a Níobe, y ésta dio a luz a Argos. Cuando sedujo a la ninfa Calisto la cosa le salió mal, porque al dejarla embarazada la diosa Artemis, de cuyo sequito de ninfas formaba parte Calisto, se lo comunicó a Hera que fue a por la ninfa, a quien Zeus había convertido en osa, y se la cargó a flechazos, mandando la parte inmortal de la ninfa a la esfera celestial en la forma de la Osa Menor. Aunque antes pudo dar a luz a Arcas, gran agricultor y fundador del pueblo arcadio. También sedujo a Ío, a quien convirtió en vaca para que Hera no sospechara, pero si no es sospechoso que te cepilles a una vaca, no sé yo que lo será (aunque nosotros tenemos a la cabra de la legión y nadie dice nada; me estoy liando). Ío dio a luz a Epafo, fundador mitológico de la ciudad de Menfis en Egipto (Ío, por cierto tiene alguna relación con la diosa Isis). Más adelante Zeus se lo montó con Sémele; Hera se cabreó, como siempre, pero esta vez fue más maquiavélica: se hizo amiga de Sémele y la convenció para que hiciera que Zeus se le mostrara en todo su esplendor divino durante el acto sexual; cuando Zeus fue a cumplir el deseo de su amante se dio cuenta, demasiado tarde de que era un error y la muchacha acabó frita por un rayo del propio Zeus. Antes de morir Sémele dio a luz a Dioniso.

Más adelante Zeus se enamoró de Dánae. Según una profecía el hijo que tuviera mataría a su abuelo, rey de Argos, así que el rey encerró a su propia hija en un búnker para que ningún hombre pudiera alcanzarla. Pero Zeus llegó a ella en forma de fina lluvia de oro (para que veáis que a Zeus le iban todas las parafilias habidas y por haber aquí le da por practicar la lluvia dorada...), dejándola embarazada del héroe Perseo. También se prendó de Alcmena, con quien se lo montó haciéndose pasar por su propio esposo Anfitrión, rey de Tirinto. Alcmena tuvo de Zeus a Heracles (el Hércules de los romanos y nombre por el que se le conoce más habitualmente). Convertido en cisne se trincó a Leda con quien tuvo cuatro hijos: Pólux, Helena, Cástor y Clitemnestra, todos a la vez, nacidos de dos huevos. Luego vino el rapto de Europa convertido en toro y por último la historia de amor de Zeus que lo hace figurar en cabeza de la cabalgata del día del orgullo gay: Ganímedes. Este joven era descendiente directo del fundador de Troya; era todavía un adolescente y guardaba los rebaños de su padre en las montañas que rodeaban Troya. Según cuenta la leyenda era el más bello de los mortales, hasta el punto que inflamó el amor del dios supremo, vamos que donde pone "inflamó" se debe cambiar por "empalmó" y el "amor" cambiadlo vosotros mismos por la palabra que prefiráis. Así que Zeus los secuestró, convertido en águila, y se lo llevo al Olimpo para que hiciera de escanciador de los dioses; secuestrado para acabar sirviendo copas en un bar, quién lo iba a decir.

Bueno, hasta aquí la mayor parte de la historia de Zeus en lo que es el primer capítulo de este resumen de mitología. En próximas entradas, más cortas por suerte, os hablaré del resto de dioses mayores y los principales héroes griegos.

4 comentarios:

Marisabidilla dijo...

¡qué me gusta una mitología, oiga! y más si me la cuentan de esta forma tan divertida

¿Cómo que por suerte habrá entradas más cortas? ¡las queremos más largas! (las entradas digo)

Besos chati

Eco dijo...

Yo estoy con Marisabidilla, queremos entradas más largas, y si no hay pues las pintas, que yo me quiero enterar de más. Esto es mejor que un culebrón.

Siempre he querido tener libros de mitología porque me encanta, pero los que he encontrado son carísimos. Ahh... pero me he sacado el carnet de la biblioteca (sí, tenía uno, pero lo han cambiado). Este verano, entre estudios y cambios de habitación, toca leer sobre esto.

Aunque seguro que tú lo cuentas más entretrenido que los tochos esos.

Esteban Manuel Bru Guilabert dijo...

Bueno, se harán tan largas como se pueda. Eso sí, el culebrón está servido.

En el próximo capítulo conoceremos más profundamente a Hera, la esposa despechada...

Anónimo dijo...

qe t as peusto a contar los cotilleos d los dioses ahora??
jaja
por cierto mu buena la entrada

anonima2