13 may 2009

Comercio exterior y bebercio interior

Como comentaba en la última entrada, hace relativamente poco tiempo tuvo lugar la cena de Federación. Esto, que dicho así, podría parecer un evento con un cierto caché y de unas características propias de la jet set del lugar, por a quién representamos más que nada, resulta que es el despiporre padre. Con todas sus letras.

Como ya os comenté bebí como para tres meses. Bueno, para tres meses míos que salgo poco y bebo menos, que ya sé que alguno de vosotros tiene un alambique por hígado y no nota ni el paso de una destilería entera por su estómago. Pero yo no, pues para mí mi cuerpo es un templo: no fumo, no bebo y no follo. Bueno es un templo, pero todo buen templo que se precie debe ser profanado de vez en cuando, porque si no, pues no tiene gracia, y en mi caso las profanaciones vienen por los choricitos, las morcillitas, el tocinito, y todo aquel alimento con alto contenido graso y calórico. Bueno, a lo que iba, que bebí demasiado. Eso sí, no fui el único. Y mucho menos el que más.

Para empezar diré que las nuevas generaciones aprietan fuerte. ¡Qué forma de filtrar el alcohol, la virgen! Hasta el agua de los floreros. Y sin pestañear, que tiene más mérito. Y cuando me refiero a las nuevas generaciones no me estoy refiriendo a esos jóvenes y jóvenas a los que Aznar escribe cartas y reniegan del uso del condón como buenos cristianos, porque así lo dice Ratzinger Z y hay que hacerle caso. No, yo me refiero a los menores de 20 años, especialmente a aquéllos que aún no tienen edad para conducir, lo cual es un alivio, porque con su nivel de alcohol en sangre más que conducción temeraria sería conducción psicópata. E acabó descamisado y Mini no sé ni como acabó...

Después están los jefes, que hay que ver como desbarran. La jefa asegurándonos a los pocos ilicitanos allí presentes (parecíamos la aldea de Asterix entre tanto romano-alicantino), aunque en el momento en que lo dijo nunca sabremos si era cierto o no, que ella profesa el franjiverdismo a pesar de vivir en Alicante, lo cual puede ser tomado en la capital como una gran ofensa, y el jefe, que llegó después de la cena, en plan relaciones públicas con todos. El resto de los cabezas visibles por el estilo, lo que hizo que hablaran con todo el mundo aunque no te conocieran de nada.

Luego lo típico de estos eventos: a ver a quién se arrima cada uno y cómo. F.N. optó por el aislamiento de la presa del resto de la manada, pero desconozco si la táctica le funcionó con aquella oficial de mesa, aunque tampoco me importa demasiado, la verdad. Mientras tanto D.M. optó por la acción directa, consiguiendo resultados sorprendentemente exitosos. A todo esto debo decir que la proporción femenina presente era bastante reducida y es que el arbitraje parece cosa de hombres. De las presentes sólo dos son árbitros, el resto oficiales de mesa. El porque lo desconozco, pero os puedo asegurar que la mayoría de las compañeras que se dedican a pitar partidos le echan más huevos que muchos de los jugadores. Aunque con algunas jugadoras no podríamos decir lo mismo...

Lo malo de estas cenas es que llega un punto en que no sabes de que hablar. No es tu gente habitual, por lo que el compromiso social lleva a hablar de temas manidos como fútbol, política o economía, y en ninguno de ellos soy docto. Así que uno aboga por comentarios de lo más aceptado socialmente como por ejemplo que "hasta que no me doblen Perdidos no veo la nueva temporada, porque mi inglés está oxidado y leer subtítulos mientras veo la serie me pierde, porque soy un hombre y no puedo hacer dos cosas a la vez". Eso o ponerme a hablar de frikadas sin sentido de las que sólo yo puedo hablar...

Todo con tal de no contar el socorrido chiste de "Máma, ¿los pedos pesan?". Ya no hay respeto por los clásicos...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es cierto, en esas reuniones alcohólicas una no sabe ni de que hablar, no son gente de confianza con lo cual hay que medir lo que se dice (siempre que el nivel de alcohol en la sangre lo permita)

Siempre acabamos con el socorrido tema de la programacion de la tele, del fubtol, de otra gente.....

Yo esque cuando salgo creo estar en otra epoca o no se porque me quedo pasmada, los nenes estan mas alcoholizados que un tio de 50
años que se ha pasado la vida en la tasca del pueblo.
Las niñas van vestidas de chonis-despelotadas, la gente de mi edad se va de botellon o celebran fiestas en su propio piso de alquiler....
Con razón salgo poco...

Saludos!!