11 feb 2008

Renacimiento

Anoche pasé por uno de esos momentos que es necesario vivir al menos una vez en la vida, principalmente por lo que significan y por la sensación de liberación que representan. Últimamente estaba fuera de mí, había perdido las ganas de todo y estaba metido en una negatividad tan profunda que no era capaz de ver la luz al final del túnel. Todo a mi alrededor se tornaba gris y, aunque pequeñas luces estaban ahí, era incapaz de cambiar el color de las cosas. Hasta el punto de que estaba empezando a afectarme físicamente. Y en ese punto es cuando resulta inevitable darse cuenta de la situación.

Al principio uno siempre lo achaca a una mala racha, ya sabéis, momentos en que todo sale mal aunque piensas que pronto volverán las aguas a su cauce. El problema es que los terrenos por donde debía transcurrir ese río habían sido expropiados para construir un super resort con cuatro campos de golf, seis hoteles y varias urbinizaciones con más de cinco mil viviendas. Y los permisos de construcción estaban a punto de ser entregados. Por suerte mi sentido común, ese ecologista particular de mi medio ambiente interior, tuvo a bien entender que el camino que tenía que seguir el río de mi vida lo había marcado yo y no se tenía que desviar por mi pasividad. Y se puso manos a la obra.

Y anoche a las tantas rompí el cascarón que me tenía atrapado y la luz volvió a aparecer. Mi cuerpo se recargó de energías y de ganas de volver a ser yo. Tan recargado estaba que le costó adaptarse a la nueva situación y durante unos minutos titubeaba. Al final llegué a mi casa con una paz interior fuera de lo común tardando muchísmo más de lo habitual en hacer un recorrido que normalmente recorro en 10 minutos. Y esta mañana me he levantado con un dolor de cabeza fuera de toda escala, producido por la reactivación de todas las células de mi cuerpo. Pero por contra tengo tan despejada la mente que los pensamientos fluyen como nunca antes lo habían hecho.

Gracias Asun por hacerme ver el camino.

P.D.: Tanta es la fuerza interior con la que me encuentro que esta semana me veo capaz incluso de acercarme a ella, a esa chica que apareció en mitad del sueño revelador, a ese nombre que no dejaba de mostrárseme claro como el agua del río de mi vida, a esa chica que seguro que se ha dado cuenta que en mi interior algo se mueve por ella, a acercarme a ella como nunca me he acercado a una chica antes en mi vida, mirarla a los ojos y decirle dulcemente que me gusta y que no me importa que me diga que no, porque por una vez en mi vida me siento con confianza en mí mismo suficiente para sobreponerme.

1 comentario:

Anónimo dijo...

a ver si es verdad lo q dices...como no lo cumplas te doy capones asta q..tu hijo aga la comunion..asiq..sigue asi xq sino ya sabes que te toca..y la verdad no tengo gans d qdarme sin manos...
jejeje