3 may 2008

Misantropía

Decía Lord Byron, poeta inglés y sabio, que cuanto más conocía a los hombres, más quería a su perro. Claro que su epitafio también es increíble, por lo que da que pensar que el pobre hombre debió morir o tremendamente sólo o rodeado de fans incondicionales. A todo esto su epitafio reza así: "Aquí reposan los restos de un ser que poseyó la belleza sin la vanidad, la fuerza sin la insolencia, el valor sin la ferocidad. Tenía la grandeza de los grandes hombres y ninguno de sus defectos". Genio y figura que dicen...

Lo cierto es que, por muy triste que parezca, este señor llevaba su parte de razón. El hombre es el único ser vivo capaz de destruír su propio hogar y a sí mismo sin ninguna razón en absoluto o, sencillamente, por razones que para ningún otro ser vivo serían simplemente absurdos. Claro que yo también soy un ser humano, por lo que me condiciono a tratar de pensar como cualquier humano supone que piensa cualquier animal irracional. Claro que nosotros somos los que suponemos que los animales son los irracionales. Resulta, cuanto menos irónico. Uno puede pensar que cualquier depredador de la naturaleza es cruel por la forma en que mata y despedaza a sus víctimas, sin embargo lo hace para alimentarse. En cambio los humanos destruímos por placer única y exclusivamente. A veces me avergüenzo de la condición humana.

Lo cierto es que los últimos acontecimientos de mi vida me han demostrado que me resulta más fácil comprender a los ordenadores que a las personas. Triste, muy triste. Pero es así. Bueno y a mis perros también...

No hay comentarios: